Vivir con diabetes nos obliga a considerar una gran multiplicidad de información que, en ocasiones, resulta contradictoria. Cosas que para otras personas son decisiones sencillas y hasta rutinarias, se convierten en un constante ir y venir a libros, recetas y órdenes médicas. Es el caso de algunos alimentos que consideramos perjudiciales sin comprender muy bien de qué se tratan y cómo administrarlos. En este sentido, en el presente artículo, esperamos orientarte en torno a qué pasa con los carbohidratos y lípidos en la diabetes.
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La alimentación y su relación con la diabetes
Antes de continuar con cosas más específicas, sería bueno detenernos en el aspecto de la nutrición y su relación con la diabetes. Pero no la que identifica nuestra mesa, hablemos de lo que sucede después. Nos alimentamos como un mecanismo de nutrición celular. Los diferentes y muy variados tipos de alimentos que consumimos, son sintetizados a partir de los nutrientes que poseen y estos a su vez y a través del torrente sanguíneo, terminan alimentando las células.
Los diferentes procesos que se evidencian en la digestión, van descomponiendo los alimentos hasta hacerlos asimilables a nivel celular. Uno de estos procesos, se refiere a la gestión de carbohidratos y lípidos, que nos interesan específicamente en este artículo. La insulina, secretada por el páncreas, colabora con este proceso a través de unas células especializadas denominadas células beta.
Insulina, células, diabetes, carbohidratos, lípidos, una mezcla explosiva
Ahora si vamos un poco más a lo concreto del artículo. Señalamos una serie de conceptos que se relacionan precisamente en la síntesis de nutrientes celulares. Cuando tenemos diabetes, la insulina, o no se produce o ha perdido su efectividad. En el primer caso, resulta evidente el problema de síntesis y de exceso de azucares, que al final, es el alimento que encapsulan las células para su alimentación.
En el segundo caso, cuando la insulina pierde su capacidad de síntesis, el organismo se ve repentinamente inundado de azucares que no puede procesar. Las células, no lo administran, porque llega en cantidades considerables y se mantiene en el torrente sanguíneo porque falta el proceso de síntesis que el páncreas genera. En este punto, debemos incluir a los carbohidratos porque son macro alimentos que generan la mayor cantidad de nutrientes en el organismo. Así mismo sucede con los lípidos o grasas, que aportan energía para ser igualmente encapsulada y aprovechada por las células.
Explicando que son los carbohidratos para comprender la relación con la diabetes

Dijimos anteriormente que los carbohidratos son un macro alimento. Esto significa que poseen cualidades que los hacen sumamente efectivos en el aporte de nutrición celular. Algunas personas, los identifican como el combustible que permite el funcionamiento del organismo. Son los más comunes y podemos encontrarlos en múltiples alimentos, desde el pan, las harinas, leguminosas, tubérculos de todo tipo. En fin, se han extendido precisamente por su capacidad alimenticia.
Los carbohidratos, al ser descompuestos y en condiciones ideales, se convierten en glucosa que entra el torrente sanguíneo. Este proceso es el que realiza y aportan las células beta del páncreas, al secretar insulina. Al no producirse el proceso, se verifica la presencia de diabetes y la disfunción nutricional en las células.
Pero, ¿Todos los carbohidratos son malos?
Aja, es una muy buena pregunta, porque pareciera que metemos en un mismo saco a todos los carbohidratos. La respuesta es definitiva y totalmente no. Lo negativo se relaciona con el tipo de carbohidratos refinados simples, productos que por su elaboración, son muy fáciles de digerir. Esto implica que un páncreas disfuncional, repentinamente se ve desbordado por la cantidad de elementos a sintetizar e inunda de glucosa, no aprovechable, al organismo.
Y, ¿Cuáles serían los buenos?
Hagamos una pequeña reflexión en este punto. Sí los malos son los que se sintetizan rápidamente por su proceso de elaboración, los buenos serán los que más tardan en sintetizarse. En efecto, los carbohidratos ricos en fibra, son más difíciles de procesar y por ende, no colapsan un organismo que ya tiene problemas con su insulina. Entre otros alimentos encontramos:
- Quínoa, un grano integral que ha ganado un espacio propio en todo tipo de dietas.
- Avena y cebada no procesadas ni suplementadas. En su estado natural son ideales por su alto contenido de fibra.
- Trigo, maíz y arroz integrales.
- Legumbres y granos de todo tipo.
Ahora hablemos de los lípidos
En este caso, hablamos de lo que comúnmente denominamos grasas. El colesterol, los triglicéridos entre otros, son los más conocidos. En este punto la relación con la diabetes se estima de coadyuvante en la aparición de la enfermedad. Es decir, la consideramos como un problema que se adiciona para generar algunas complicaciones importantes cuando tenemos diabetes. Veámoslo de esta forma, una de las razones por las que contraemos diabetes tipo 2, se refiere a nuestra alimentación. La ingesta de lípidos que luego no son adecuadamente procesados, tiene que ver precisamente con el tipo de comidas procesadas y excesivas a las que acostumbramos en la actualidad.
El resultado, es una suma de situaciones consideradas como complicaciones de la diabetes como por ejemplo los cuadros de hipertensión. Este es un problema asociado a la reducción en las vías sanguíneas porque los lípidos alteran el diámetro adecuado de los vasos conductores.
Asimismo, existe una relación entre la aparición de la diabetes como el caso de la secundaria, causada por el síndrome de Cushing. Éste a su vez, se asocia a los problemas de control de lípidos. La cuestión es que el control de la diabetes en todos los aspectos, depende en muchos sentidos de tu alimentación. Se trata de mantener dietas ricas en carbohidratos integrales con mucho contenido de fibra. Así mismo, el control en la ingesta de lípidos es fundamental.